¿A que te suena la palabra Stradivarius? Seguramente lo primero que se te viene a la mente es una marca de ropa. Pero en realidad el nombre de esta cadena de ropa se debe a una prestigiosa marca de violines.
Todo comienza en Creomona, Italia en el año 1644 con el nacimiento de Antonio Stradivari. La familia Stradivari era pobre así que decidieron meter a su hijo como aprendiz en el taller de un reputado artesano de instrumentos de cuerda llamado Niccolò Amati. Pronto, Antonio sorprendió a su maestro con su gran capacidad en el oficio aportando incluso sus propias innovaciones respecto a los trabajos de Amati.
De esta manera, tras formarse en otros tantos talleres, en 1680 Stradivari abrió su propio negocio en Cremona.
En estos tiempos, la música barroca estaba en apogeo lo que permitió que su negocio prosperara. Poco a poco sus violines comenzaron a resonar entre el panorama recibiendo recurrentes encargos de grandes violinistas como Giovanni Battista Viotti.
El artesano o lutier firmaba los violines con la inscripción Antonius Stradicarius Cremonesis anno…
Stradivari nunca cambió la ubicación de su taller y lo convirtió en un negocio familiar dando entrada a sus hijos en el gremio. El último violín en cuya fabricación participó fue en 1736 cuando tenía 92 años. Falleció un año más tarde dejando un legado mítico.
Seguramente te estarás preguntando qué tenían estos violines para ser tan especiales.
Pues bien, los Stradivarius tenían una estructura más estilizada de lo normal y un barniz especial pero lo que más destaca de estos instrumentos es la gran densidad de la madera que hacía que el violín emitieran sonidos penetrantes y que se adaptara a tantos tipos de interpretación.
No se conoce con precisión como pudo conseguir en el s. XVII una madera tan densa. Se apunta a una posible incidencia climática en este fenómeno, propiciando que los árboles fueran más densos para soportar bajas temperaturas. Además, Stradivari dominaba notablemente el arte de envejecer la madera para conseguir la mejor sonoridad.
Actualmente los Stradivarius tienen una gran reputación pero la muerte del maestro provocó una inevitable bajada en la calidad.
Los instrumentos fabricados por Stradivari se cuentan hoy entre los más deseados por los coleccionistas. Se calcula que existen entre 500 y 600 Stradivarius originales pero las falsificaciones están a la orden del día. Sea como sea, en 2011 se pagaron 15,9 millones de dólares (unos 14 millones de euros) por un violín con la firma del genio. No se trata, en cualquier caso, de la referencia más valiosa, puesto que existen otros instrumentos que, en caso de ser vendidos superarían con creces dicha cifra.
Esto es todo por esta semana. Espero que la próxima vez que vayáis de compras al Stradivarius os acordéis de este genio de la artesanía de instrumentos.
BIBLIOGRAFÍA
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